lunes, 13 de febrero de 2012

Un hermoso lienzo del Perú

Entrevista de Miguel Díaz Reyes


Arturo Ramírez, joven periodista loretano, inicia con paciencia, rigor, y una dosis de obsesión, la reconstrucción de la vida de una heroína indígena matsés, o mayoruna, llamada Chidó Dapá (Mujer Grande). Para ello emprende la tarea de entrevistar un conjunto variopinto de personas que la conocieron en Iquitos, Pucallpa, Requena, Contamana. Ramírez reconstruye de esa manera la vida heroica de Chidó Dapá, la organización de los pueblos indígenas, los tiempos de la guerra interna y del narcotráfico, e incluso el primer bombardeo aéreo con napalm que EEUU hizo contra el Perú, es decir, contra los matsés, en 1964.

Con una prosa limpia, directa, y sugestiva, Ricardo Virhuez Villafane (Lima, 1964), nos presenta su última novela: Las guerras secretas: Un hermoso y finamente delineado lienzo, en el que se plasma la lucha cotidiana de aquellos hombres y mujeres de ese Perú desconocido que aún nos resistimos a mirar. 

‘Las guerras secretas’ está fechada en Iquitos, agosto de 1994. Desde esa fecha has publicado por lo menos unas 14 novelas. ¿Por qué dejaste “reposar” tanto tiempo este texto?
Tengo varias novelas inéditas. Lo que pasa es que recién se presenta la oportunidad de publicar y aprovecho para hacerlo con Las guerras secretas. Si hubiera podido, la hubiera publicado mucho antes.

La investigación histórica, al parecer, ha sido vital para lograr el contexto y el fondo de la trama de Las guerras secretas. ¿Qué tan necesaria es la investigación para el acto de narrar?
Las investigaciones son necesarias por dos razones. Primero, cuando el tema de la novela es histórico; y segundo, cuando la característica de la obra es realista y por tanto la investigación solo es un instrumento de trabajo. Fuera de esos ámbitos, me parece que basta la cultura general y la imaginación.


Un hecho histórico marca el ritmo de la novela, y la crónica literaria está presente para darle forma. ¿Podrías considerar que esta novela le debe mucho a tu experiencia en el periodismo? 
Tal vez. Yo lo veo así: el personaje es un periodista y se llama Arturo Ramírez, el mismo personaje de mi novela El periodista. Él está tratando de ser escritor, y en ambas novelas se pregunta si es un periodista camino a ser escritor, o un escritor que hace periodismo. Sin duda, el estilo de su prosa lo define.

¿Cuál ha sido tu referente para la configuración de la protagonista Chidó Dapá? 
Durante mucho tiempo quise crear personajes femeninos que fuesen líderes. Cuando uní la historia del bombardeo a los mayorunas con los sobrevivientes, recién ubiqué a Chidó Dapá en ese contexto: una mujer que es líder adonde vaya, que organiza, que une. Hay muchas heroínas en nuestro país, pero desconocemos a casi todas. La idea de una mujer líder me nació al leer sobre “Rosa, la capitana”, una madre loretana que durante una sublevación popular en Iquitos dirigió marchas y acciones frente a los comerciantes acaparadores. Nunca más se supo de ella. El siguiente paso fue construir un personaje femenino indígena, una líder. Ella es Chidó Dapá.

¿Crees que la narrativa amazónica y la del interior del país descuidan el aspecto formal de sus trabajos?
Al contrario, la narrativa amazónica y la narrativa andina son las más preocupadas en el aspecto formal, lingüístico y estructural; de hecho, siempre han sido los escritores de provincia los innovadores de nuestra literatura. Basta con citar a Gamaliel Churata, César Vallejo, José María Arguedas, Carlos Eduardo Zavaleta e incluso Vargas Llosa, todos ellos escritores provincianos, para comprobarlo. Y en la Amazonía, los casos de Germán Lequerica y Jaime Vásquez Izquierdo, grandes renovadores de la narrativa peruana.

Aunque recomiendas en tu blog personal que la lectura de Las guerras secretas es juvenil, me parece que el texto va mucho más allá. Te has embarcado en la creación de novela infantil y juvenil, ¿crees que esa faceta de tu narrativa distrae la producción de textos más consolidados como Las guerras secretas
Al comienzo, escribía mis novelas sin pensar en los lectores, y supongo que esas son mis obras “para grandes”. Así nació Las guerras secretas. Pero recién hace dos años he comenzado a desarrollar libros infantiles y juveniles, y para ello he debido investigar primero sus características. Por eso, en mis obras infantiles y juveniles, destaco dos elementos primordiales: El tema de la interculturalidad que atraviesa todas mis historias; y el uso de técnicas para crear intriga y acción, atrapar al pequeño lector y ganarlo a la lectura. Esta experimentación me ha permitido modificar mi propia escritura. Ahora me aparto de la retórica omnipresente en la narrativa peruana, y prefiero estilos más directos, ojalá intensos, más breves, y le presto más atención a la trama y a los personajes. Pero ojo, en general la calificación de los libros para lectores jóvenes es solamente una decisión editorial. Todos mis libros son y seguirán siendo “apta para todos”.

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